Por lo antiguos romances y por la historia se sabe que aquella lucha a brazo partido que interrumpió el abad en el convento de los Pirineos, se reanudó más tarde no lejos de allí, y terminó gloriosamente para Bernardo, muriendo ahogado entre sus brazos hercúleos el paladín don Roldán, pues no era otro quien había luchado con él cuando los dos eran novicios.
Y aquí terminan los sucesos de la mocedad de Bernardo del Carpio, ignorados hasta hace poco, y recientemente descubiertos en ciertos vetustos e inéditos Anales de la Orden de San Benito, escritos en latín bárbaro, en el siglo x y conservados en el monasterio de la Cava, cerca de Nápoles.