A dos siglos de haber sido escrita, El Sí de las Niñas
sorprende por la naturalidad y la frescura de sus diálogos, así
como la impresión de dinamismo que inspiran sus personajes. Esas
cualidades la convirtieron en éxito cuando se estrenó, en 1806. El
argumento era conocido --la joven que ama a un hombre joven, a quien quieren
casar con un viejo -- pero aquellos diálogos en prosa y su inesperada
vuelta de tuerca fueron toda una innovación.
En sus obras, Leandro Fernández de Moratín (1760 - 1828)
atacó más de una vez los matrimonios por conveniencia y la
mojigatería. Su teatro, de fines didácticos, se
ceñía a las unidades de tiempo y espacio de la escuela francesa.
También adhirió a los franceses en política, lo que le
valió el desprecio y el exilio.
Hay un cuadro de Goya en el que Moratín surge de la sombra, con
vivaces ojos. El Sí de las niñas produce el mismo efecto al ser
leída: le basta al autor su chispa para iluminar el teatro de nuestra
mente.