"La vida de Jacques Lusseyran es testimonio de la profundidad de espíritu que
puede manifestarse en una persona de gran corazón y genuino coraje.
Este hombre se ha convertido en uno de mis héroes. Se enfrentó con la peor
manifestación posible de lo horrible en el ser humano, inspiró a otros a
arriesgar su vida junto con él, y sin embargo a través de todo eso mantuvo su
inocencia y su capacidad para la dicha. En este libro experimentarás el milagro
de un hombre ciego que ve con mucha más claridad que aquellos que no lo son.
Participarás de una celebración que cambiará tu forma de ver para siempre."
Richard Moss
"Esta es la historia de un hombre que tuvo que vivir sufrimientos
inconcebibles, no obstante es un canto de amor y gratitud a la vida. El sentido
de la culpa y el mérito están totalmente ausentes. Se nos está mostrando lo
terrible y lo maravilloso de la vida interior y exterior de uno de los seres más
espléndidos que jamás haya existido."
Roberto Solari. Fundación Harmonía Humanitas
Nacido en París en 1924, Jacques Lusseyran tenía quince años en el momento de
la ocupación nazi, a los dieciseis había formado, y dirigía, un movimiento de
resistencia de más de seiscientos jóvenes. A este hecho que sería notable por sí
mismo hay que agregarle que Lusseyran había quedado totalmente ciego a la edad
de ocho años.
La excepcional autobiografía de Lusseyran nos muestra una vida para la cual
la ceguera, la traición y el campo de concentración no fueron otra cosa que un
portal a la condición de Ser con tal alegría de vivir que ninguna circunstancia,
por terrible que sea, puede matar.
"En los primeros veinte años de su vida, Jacques Lusseyran tuvo que enfrentar
dos de las más terribles desgracias que le pueden suceder a un ser humano:
quedar físicamente ciego a la edad de ocho años y diez años más tarde sufrir los
peores horrores de la maldad humana en un campo de concentración Nazi. De cada
una de estas experiencias nació una intensidad de luz y dicha, que lo llevaron
más allá de la terrible negrura, sin rechazar nunca los hechos exteriores.
Nosotros que tenemos ojos, y sin embargo somos ciegos de tantas otras formas
podemos leer y regocijarnos con su visión".
Helen Luke, autora de la Vía de la Mujer.
"...verdaderamente luminoso... Lusseyran nos permite contemplar tanto el
cielo como el infierno en la tierra a través de los ojos de alguien que ha
vivido ambos... aun atrapado por la más terrible maldad, Lusseyran, es redimido
por la luz."
Los Angeles Times.