Diciembre 28, 1916. Buenos Aires
Ante todo quisiera personalizar mis sensaciones, como si fuera
mi viaje un punto de partida hacia algo definido.
Las cosas se inscribirán en mí según mi idiosincrasia y me
interesa tanto observarme, que quiero, a diario, fijar mi modo de reaccionar
ante los incidentes nuevos.
Voy al Perú para internarme hacia los restos de la civilización
preincásica. No sé empero si desembarcaré en Mollendo, en el Callao o en
Trujillo.
Pequeño descubridor de mis propias impresiones, llevo como
bagaje moral mi gran curiosidad, como fortuna la cantidad suficiente para viajar
cinco meses y como carga personal, indispensable, mis baúles y mi libreta de
enrolamiento.
Basta por hoy.