|
|
|
|
Prólogo
En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo y
verdadero amén. Comienza el prólogo al libro de micer Marco Polo de Venecia
sobre las costumbres y cualidades de las regiones de Oriente, traducido del
vulgar al latín por fray Francisco de Pepuris de Bolonia.
Yo, fray Francisco de Pepuris de Bolonia, de los frailes
predicadores, me veo forzado por muchos padres y señores míos a trasladar de
lengua vulgar al latín en verídica y fiel traducción el libro del prudente,
honorable y muy fiel micer Marco Polo de Venecia sobre las costumbres y
cualidades de las regiones de Oriente, publicado y escrito por él en nuestro
vulgar, a fin de que tanto los que gustan más del latín que del romance como los
que no pueden entender en absoluto o difícilmente la propiedad de otra lengua,
por la total diferencia del idioma o por la diversidad de giros, lo lean ahora
con mayor deleite o lo comprendan con más presteza. Además, los que me obligaron
a tomar este trabajo no podían hacerlo del todo por sí mismos, ya que,
entregados a más alta contemplación y prefiriendo lo sublime a lo ínfimo,
rehusaban tanto entender como escribir de cosas terrenas. En consecuencia, por
acatar sus mandados, vertí el contenido de esa obra fiel e íntegramente en un
latín llano y paladino, pues ese estilo requería la materia del presente libro.
Y para que no parezca tal labor huera e inútil, pensé que de la lectura de este
volumen los hombres fieles podrían obtener de Dios el merecimiento de muchas
gracias, ya que, al contemplar las obras del Señor, maravillosas por la
variedad, hermosura y grandeza de sus criaturas, admirarán con devoción su poder
y su sabiduría; o al ver a los pueblos gentiles envueltos en tan densas sombras
de ceguera y en tan grandes indecencias darán gracias a Dios, que, alumbrando a
sus fieles con el resplandor de la verdad, se dignó llamarlos de tan peligrosas
tinieblas a su admirable luz; o condoliéndose de su ignorancia rogarán al Señor
por la iluminación de sus corazones; o se confundirá la desidia de los
cristianos no devotos, ya que los pueblos infieles están más dispuestos a
venerar a sus ídolos que muchos de los que han sido sellados con el hierro de
Cristo a honrar el verdadero culto de Dios; también podrán ser incitados los
corazones de algunos religiosos al acrecentamiento de la fe cristiana, y
llevarán con la ayuda propicia de Dios el nombre de nuestro Señor Jesucristo,
entregado al olvido en tan grande multitud de pueblos, a las naciones ciegas de
los infieles, donde la mies es mucha y pocos los obreros. Por otra parte, para
que muchas cosas nunca oídas e insólitas Para nosotros, que se cuentan en este
libro en multitud de pasajes, no parezcan increíbles a un lector poco avisado,
han de saber cuantos lo leyeren que micer Marco, el que las relata, es un hombre
discreto, fiel y devoto y adornado de honestas costumbres y que goza de buen
crédito ante todos sus amigos, de modo que su relación, por el refrendo de
tantas virtudes, es digna de fe. Su padre, micer Nicolás, varón de prudencia
suma, refería igualmente punto por punto las mismas cosas; también su tío micer
Mateo, del que hace mención este libro, hombre maduro, devoto y sabio,
hallándose en trance de muerte aseguró con firmeza constante a su confesor, en
una conversación íntima, que este libro contenía en todo la verdad. Por esta
razón tomé el trabajo de traducirlo con la conciencia más tranquila, para
consuelo de los que lo lean y loor de nuestro Señor Jesucristo, creador de todas
las cosas visibles e invisibles.
Acaba el prólogo |
|
|
|
Consiga El libro de Marco Polo de Marco Polo en esta página.
|
|
| |
Está viendo un extracto de la siguiente obra:
|
|
|
El libro de Marco Polo
de Marco Polo
ediciones elaleph.com
|
Si quiere conseguirla, puede hacerlo en esta página.
|
|
|
|
|