El nombre de Vicki Baum no evoca únicamente a una narradora magistral. La fecunda y genial novelista austriaca, para quien sentarse ante la máquina de escribir y reflejar la vida en el papel fue casi una necesidad física, reunió en su persona otros muchos talentos literarios. Especialmente, una imaginación de alto vuelo, una técnica depurada para el manejo de las tramas y un espíritu de observación que calaba muy hondo y otorgaba a los personajes, hasta hacer de ellos trozos de la realidad, carácter, vigor y rasgos muy definidos. Son estas cualidades las que procuran a Vida hipotecada su muchísimo interés. ¿Se puede vivir la vida propia en la vida ajena? ¿Es posible infundir a otro la propia personalidad? Marylynn es bellísima, pero de natural sencillo, de alma vulgar, sin agallas, Bess, en cambio, tiene una rica vida interior, pero no ha sido físicamente dotada por la naturaleza. ¿Qué no haría Bess si tuviera la belleza de Marylynn? La idea acaba convirtiéndose en acción. En torno a las dos mujeres que así se complementan, giran otros vigorosos personajes el talentoso Luke Jordan, el abogado y político Dave Corbett, el magnate de la prensa Alan W. Huysmans... Bess lo gobierna todo, hasta los amores de Marylynn. Pero sobreviene el estallido. El relato comienza con un crimen que tiene algo de suicidio. ¿Cómo sigue y cómo termina? Déjese el lector guiar por la autora. Queda en muy buenas manos.
Traducción: Floreal Mazia.
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