Es el año 1945. Ernst Kruger trabaja en un experimento que promete servir como arma eficaz y terrible en la lucha contra sus enemigos. El nombre secreto de su invención: tiburón blanco.
Años más tarde, en 1966, David Webber toma una serie de fotografías submarinas para demostrar la acción de un proceso químico. En sus investigaciones encuentra un submarino en el fondo del mar y, al intentar averiguar lo que guarda en su interior, es devorado por un organismo que sale del mismo. Varias personas mueren o se salvan milagrosamente del apetito voraz del monstruo, cuya presencia en el mar ha afectado incluso a los tiburones, que muestran un comportamiento totalmente irregular y especialmente agresivo. Simon Chase, biólogo, se propone estudiar estas anomalías y se encuentra enfrentado a un asesino infinitamente más peligroso y maligno que los tiburones.
Peter Benchley consigue de nuevo con Tiburón blanco llevar al lector a una cota muy elevada de tensión y suspenso.
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Reseña del libro
