Me propongo en este libro señalar al pueblo las fuerzas históricas e instruirlo en su manejo. Lo dedico a la masa laboriosa y fecunda, sincera aun en el error, hasta en la rebelión, santa. Ella tiene en sus manos su propio porvenir, y si no lo modela en conciencia, entrará con dolor en el molde que la ciega fatalidad le dé. El título responde al estado de ánimo de un hombre que ve en la vida, no una condena, ni una lotería, sino una acción que, para ser placentera y eficaz, ha de ser inteligente. Si en algún punto de la exposición el dogma oscurece la verdad, será muy a pesar mío y que en ese momento mi cabeza habrá traicionado a mi corazón. No creo conducente y genuina sino la teoría que surge espontánea de los hechos, puestos en un orden a la vez lógico e histórico. ¿Servirán estas páginas para la elaboración intencional de nuestro destino colectivo? El propósito es tan grande que sólo contribuir a realizarlo sería premio suficiente para un esfuerzo superior al mío. Hecho para el pueblo, quisiera, sin embargo, este libro ser leído por personas de toda condición. Machiavelli escribiendo para los príncipes enseñó al pueblo; ¡cuánto más no enseñaríamos a los príncipes los que escribimos para el pueblo, si se dignaran leernos!
J. B. Justo.
Agosto de 1909.-
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