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ediciones
Losada
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Edición:
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1960
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Tomos:
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1
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Medidas:
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14,4 x 20,4 cm
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Estado:
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Bueno
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Género:
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Teatro - Extranjero
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Peso:
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200 gramos
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Reseña del libro
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* Los importes están expresados en dólares estadounidenses. Política de Devoluciones.
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Descripción del libro usado "Teatro: Los poseidos"
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Los Poseídos Pieza en tres partes Adaptada en la novela de Dostoievsky.
El libro que hoy presentamos es una adaptación teatral de la famosa novela de Dostoiewsky, cuyo tema vibra a través del espíritu de Camus con honda actualidad. La traducción le fue encomendada a Victoria Ocampo por voluntad expresa del autor. La fatalidad ha querido que este deseo suyo, para nosotros tan grato, adquiera tintes dramáticos al convertirse en uno de los últimos, pues su muerte acaeció sólo unos meses después, el 4 de enero de 1960.
Albert Camus había llegado a producir en la plenitud de su vida una obra que cierra con espléndida madurez el ciclo evolutivo de su postura intelectual. La concesión del Premio Nobel en 1957 acabó de atraer hacia él la atención de todo el mundo. A partir de ese momento, millones de espíritus inquietos, particularmente entre las generaciones jóvenes, se prepararon para escuchar de nuevo su voz en cada grave coyuntura del veloz devenir de nuestro tiempo. Y esa voz se ha extinguido para siempre. Ello hace doloroso y difícil reseñar en unas breves líneas el rastro meteórico de su fugaz e intensa existencia. Nació en Mendovi, Argelia, el 7 de noviembre de 1913, en un sencillo hogar de obreros agrícolas. Su madre era de ascendencia española; su padre, francés, murió durante la primera guerra mundial. Luchó duramente con la existencia en sus primeros tiempos, estudió filosofía, tomó parte activa en la Resistencia, aplicó luego a una tarea de editorialista político el mismo vigor e idéntica exigencia que a sus obras personales, y la publicación en 1942 de su primera novela le conquistó ya una gran notoriedad. En todas sus páginas se revela una intensa preocupación por las cuestiones permanentes del hombre, pero no visto de modo abstracto, sino en relación con los problemas de nuestro tiempo. Dejando así atrás el nihilismo, superando el absurdo, Albert Camus entona siempre un canto de esperanza a la vida.
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