Desde temprana edad Pedro el Grande de Rusia tuvo que encararse con las dificultades del gobierno en un momento de la historia de su país que exigía gran temple y sagacidad a un rey que no quisiera abandonarse a la inercia y a la soberanía de la intriga. Niño aún tuvo ya que luchar contra su propia hermana, la regente Sofía. Y ya en el trono llevó sus armas a victorias clamorosas, recorrió dos veces Europa amparándose, cuando era posible, en el incógnito, para conocer la realidad europea sin disfraces cortesanos y aprender lo que pudiera ser de auténtico valor para su pueblo, sin que en ningún momento las amarguras lograsen abatir su ánimo. En estas páginas se ofrece al lector una visión objetiva y concisa de la existencia de aquel soberano, que de un modo tan ejemplar echó los cimientos de la grandeza de su patria en la Edad moderna.+
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