He aquí un documento ejemplar, un testimonio inevitable. Se trata de la crónica minuciosa de las últimas semanas que desembocaron en la elección presidencial, que desembocaron en la elección presidencial, que convirtió a Saúl Menem en Presidente de la República. Así, la historia contemporánea de los argentinos, con sus trágicos encuentros y desencuentros, desfila ante nosotros vertiginosamente. Diario de la crisis de un país, "Los cien días que precedieron a Menem" es, también, un diario personal de cada uno de nosotros. Los días se suceden, llegan los comicios: he ahí el resultado. Todos nosotros fuimos los actores. Actores casi siempre conmovidos y siempre conmovedores. Y así, puesto que todos fuimos los actores, Antonio Tomás Hernández registró, en nombre de todos, nuestra propia historia. Porque si nadie registra lo que todos sabemos, si nadie anota, finalmente nadie recuerda nada de nada. El viejo maestro Gibbon, al concluir su análisis de la decadencia y ruina del Imperio Romano, sospechada que la historia no era otra cosa que "apenas un registro de crímenes, locuras y desventuras". El libro de Hernández deja, en cambio, el regusto de la esperanza.
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