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ediciones
Seix Barral
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Edición:
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1984
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Tomos:
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1
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Medidas:
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14,3 x 20,6 cm
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Estado:
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Muy Bueno
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Género:
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Novela - Drama
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Peso:
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380 gramos
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Reseña del libro
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* Los importes están expresados en dólares estadounidenses. Política de Devoluciones.
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Descripción del libro usado "La romana"
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Al igual de otros autores cuya fama sólo ha cundido en esta segunda postguerra del siglo, los orígenes y el renombre de Alberto Moravia - hoy el primera novelista italiano - remontan años atrás. Cierto es que Alberto Pincherle - tal su verdadero nombre, nacido en Roma en 1907- fué un escritor precoz, ya que a los veintidós años, en 1929, con la publicación de su primera novela Gli indifferenti, reveló su original personalidad y obtuvo un éxito resonante El único éxito -dijo Benjamin Crémieux, prologando la edición francesa- que había alcanzado en la peninsula una novela italiana desde la instalación del fascismo. Y lo alcanzó precisamente, entre otras cosas, porque la intención y el contenido de su novela, al pintar con crudeza una generación de espíritus desilusionados, se oponían categóricamente al optimismo beato y falaz que intentaba simular aquel régimen. Realismo es el nombre genérico previsto para designar la manera que renovó Moravia, pero un realismo cínico por objetivo que -como señalaba entonces Pietro Pancrazzi- ni aprueba ni condena, pues su propósito es contar con fidelidad, tan lejos de la complacencia inmoralista de los estetas finiseculares como de la voluntad polémica manifestada por los naturalistas de entonces. Dos libros de novelas cortas, La bella vista y L''Imbroglio, seguidos de una larga novela. Le ambizioni sbagliate (1935), acusaron y perfeccionaron la personalidad de Moravia. Pero ha sido después de la última guerra con la publicación de dos nuevas narraciones: Agostino y La disubbidienza, y particularmente su vasta novela La Romana, cuando Moravia llega a la maestría y a una pródiga difusión internacional mediante numerosas traducciones. Aunque escrita en primera persona, La Romana subjetivas hechas de toques imprecisos. Al contrario, la vida de esta cortezana, contada por ella misma, ofrece una calidad maciza, una concreción y un detalle prodigiosos, con la circunstancia, además, de que la crudeza exterior de los episodios queda salvada por la naturalidad del tono en que se narran. Por la intensidad de sus caracteres, su hondo dramatismo y el agudo análisis psicológico de algunos personajes puede situarse en la línea de las grandes creaciones de Dostoievsky. La Romana ha sido saludada con rara unanimidad por la crítica internacional, a través de sus numerosas traducciones, como una genuina obra maestra, como una poderosa novela de las que mejor definen las corrientes profundas de nuestro tiempo.
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