Es ampliamente conocida, y mucho contribuye a su fama, la variedad nacional de la Península ibérica. Que España no es una nación homogénea, sino un conjunto de pueblos, con ciertos caracteres comunes a todos y otros particulares de cada uno, es hecho familiar para quienes en ella viven y cosa que cualquier extranjero, por escasas que sean sus dotes de observador, percibe claramente al recorrer por vez primera las tierras española. Nadie confundirá a Galicia con Murcia, a Cataluña con Extremadura, el País vascongado con la Mancha, Andalucía con Aragón. La geografía y el paisaje, el aspecto y el habla de los habitantes, su carácter, las costumbres y el folklore dan a cada región y al pueblo que en ella mora una personalidad inconfundible, que aún queda mejor definida con el conocimiento de su historia. Rica diversidad que aumenta al tomar en cuenta las regiones insulares, tan españolas como las peninsulares, y se completa cuando se incluye en el conjunto a Portugal, pueblo igualmente hispánico si se toma este vocablo en su cabal acepción.
Epílogo de Pedro Bosch-Gimpera.
Observaciones:
Edición ampliada. Cartoné editorial con sobrecubierta. Borde superior de la sobrecubierta ligeramente rozado.
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