Elio Vittorini se inscribe con relieve propio en esa gran corriente de la novelística italiana que toma inicio en Manzoni como ya ha sido señalado. En ese torrente tumultuoso, cuerpo lleno de variedad y riqueza, hay dos hitos que lo conforman y condicionan: la resistencia antifascista y la posguerra. A caballo de ambas circunstancias está Vittorini, con sus raices en la primera y su apogeo en la segunda. Junto con Calvino, Moravia, Corrado Alvaro, Pavese, Pratolini, y otros menos conocidos por el lector de lengua española, Vittorini echa, en el interregno de la Resistencia, las bases de lo que será ese deslumbrante panorama de la novela italiana del "dopoguerra". No sólo por la fecha de su publicación, 1947, sino por su temática y estructura, "El Simplón guiña el ojo al Frejus", es precisamente una novela de la posguerra italiana. Pequeña obra maestra de la narrativa, espeja una conflictualidad típica del período de la reconstrucción de Italia, que arrancándola del aislamiento, la integra con el resto de Europa en todos los sentidos. La pintura de caracteres, la tersura del relato, la simplicidad de los medios, la tierna dureza en el retrato de las conflictualidades, propias de Vittorini, se muestran aquí con nitidez.
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