¿Cuáles son los argentinos que no tienen voz, o que, si la tienen, no logran ser escuchados?¿Por qué de cada mil niños que nacen en Argentina, treinta y nueve mueren antes de cumplir el primer año, cuando la tasa de mortalidad equivalente alcanza a siete en Japón y a diez en Australia y Francia? Estas fueron las preguntas que Juan García, criollo cincuentón, técnico en electrónica y chofer de taxi por obra de las circunstancias, le formuló a su ocasional pasajero. Con este procedimiento, que tiene mucho del diálogo socrático y toda la amenidad de un relato, el autor desmenuza cada uno de los temas que han convertido al Estado argentino en portador de buena parte de nuestros desequilibrios sociales y económicos. El estilo ágil y punzante expuesto por Fernández Sasso no debe llamar a engaño: todo lo que afirma en El estado y yo está perfectamente demostrado con cifras y razonamientos medulares, hecho que lo convierte en un punto de partida clave para entender el definitivo reencuentro de los argentinos con la República perdida.
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