Aunque haya cobrado mayor vuelo en estos años últimos, la fama de Alberto Moravia o Alberto Pincherle -que tal es su verdadero nombre- ya estaba asentada desde antes de la última guerra.Nacido en Roma en 1907, reveló su original personalidad y obtuvo un éxito resonante. Pero ha sido después de la guerra, con la aparición de las narraciones Agostino y La disublidienza, y con su intensa novela La Romana, publicada en castellano con extraordinario éxito por la Editorial Losada, cuando Moravia llegó a la maestría. Ahora, con esta novela, El conformista, Moravia reanuda y supera la línea marcada por Los Indiferentes y La Romana. El conformista es fundamentalmente, antes que el estudio de un carácter, el análisis implacable de una sociedad. Con una ironía amarga, en fuertes imágenes o mediante sutiles análisis, Moravia nos introduce en la vida de su personaje: el joven conformista surgido en un medio familiar anormal y que por reacción intenta ansiosamente confundirse con los demás hombres, ser igual a todos. A través de una infancia movida y llena de experiencias desastrosas, el conformista tiende a encontrar una comunidad donde pueda pasar inadvertido. Y no halla otra solución que hundirse en una sociedad falsa asentada sobre falsas premisas: la sociedad de la época fascista. Esta renuncia a su individualidad supone en el conformismo no menos que la renuncia a la vida. Entre otros episodios, un viaje de bodas de París y un crimen de Estado bastan a Moravia para describir una época. El conformista, publicada en Italia hace pocos meses, ha sido saludada como una obra maestra, como una de esas obras-espejos representativas de un tiempo.
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