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El centroforward murio al amanecer - Para que se cumplan las escrituras
de Agustín Cuzzani
ediciones
Eudeba
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Edición:
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1963
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Tomos:
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1
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Medidas:
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10,3 x 18 cm
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Estado:
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Bueno
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Género:
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Teatro - Argentino
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Peso:
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180 gramos
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 Reseña del libro
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* Los importes están expresados en dólares estadounidenses.
Política de Devoluciones.
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Descripción del libro usado "El centroforward murio al amanecer - Para que se cumplan las escrituras"
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El tema de El centroforward murió al amanecer es la rebeldía ante la dosificación del ser humano. Lupus, el magnate omnipotente, colecciona seres y los archiva como objetos dentro de su lujoso palacio-cárcel. Garibaldi, el centroforward que ingresa a la colección, mata a Lupus en un desesperado intento de recobrar su humanidad. Su discurso final ante el patíbulo refirma la tensión que recorre toda la pieza: "no importa que haya lobos que quieran comprar la sangre y se apoderen de la alegría y la felicidad del hombre. Yo he luchado. He probado mis fuerzas y estoy seguro. Eso no muere". El recurso de la narración enmarcada (la ficción del hallazgo del manuscrito ológrafo del futbolista) permite la inclusión natural del pasado en un tiempo escénico vivo, dinámico. Asimismo, introduce una especie de confirmación de lo presentado, un factor de credibilidad en medio de lo fantástico e ilusorio del asunto. La historia de Garibaldi es rescatada por azar; el vagabundo la brinda a un público que, hipotéticamente, no ha concurrido a una representación teatral sino a una ejecución.
Para que se cumplan las Escrituras lleva el subtitulo de "Evangelio en tres actos". Un evidente paralelismo con la historia bíblica recorre la obra: los evangelistas, Lucas, Mateo, Marcos y Juan se encargan de estructurar el relato de la historia de Manuel, el protagonista recortado sobre la figura de Cristo. Pedro, Tomás y Kery son los apóstoles que recorrerán el mundo predicando y enseñando el mensaje de Manuel. El tema de la obra actualiza, inserta en la realidad contemporánea el epígrafe con las palabras del Evangelio según San Lucas: "El Espíritu del Señor es sobre mí, por cuanto me ha enviado para dar buenas nuevas a los pobres, me ha enviado para calmar a los heridos en el corazón. Para pregonar la libertad a los sometidos y luz a los cegados". Manuel está destinado a utilizar una máquina que preanuncia el futuro, incluso la fecha de su muerte. Lo que comienza como un juego o un desafío, va tomando los perfiles de una misión: Manuel se pregunta por quién hay que morir, por qué ideales, y el cerebro electrónico responde con un mensaje que amplifica las palabras de San Lucas. "Bienvenidos los pobres, porque de ellos es el mundo de mañana. Bienaventurados los que tienen hambre y sed, porque ellos serán saciados." Manuel aceptará su muerte "para que se cumplan las Escrituras", pero su voluntad interviene adelantando en un día los acontecimientos prefijados. La libertad individual, reiterado motivo de la dramaturgia de Cuzzani, se sobrepone así al mecanismo fatal de la calculadora.
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