Hace más de diez años que Kate McKinnon cambió su trabajo en el Departamento de Policía de Nueva York por un doctorado en Historia del Arte, abandonó su apartamento de Queens para instalarse en un piso con vistas al Central Park y pasó de tratar con homicidas a codearse con el círculo artístico neoyorquino. Una trayectoria realmente ascendente. Sin embargo, cuando una serie de asesinatos empieza a cebarse en la comunidad artística a la que ahora pertenece, Kate se ve devuelta a sus días como investigadora. Los crímenes, de un refinamiento escalofriante, son obra de un ser que ha recibido el apodo de "artista de la muerte" por su morbosa obsesión por reproducir cuadros de pintores ilustres con los cuerpos de sus víctimas. Desde el primer crimen, el asesino ha establecido una perversa relación con Kate a través de una serie de mensajes crípticos que sólo ella sabe descifrar. A medida que los crímenes van repitiéndose y las pistas se muestran cada vez más retorcidas, Kate constata aterrada que se halla ante un asesino en serie inteligente y escurridizo, y que cuenta con muy poco tiempo para descubrir la identidad del mismo.
Jonathan Santlofer, reconocido pintor neoyorquino, desvela, a través de una escalofriante trama de intriga, los entresijos del mundo del arte, a la vez que muestra la compleja relación entre el éxito y el fracaso, entre el deseo y la muerte.
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Reseña del libro
