La mujer, juzgada unas veces con el más despreciativo desdén y otras con la más exagerada admiración, ha sido considerada por unos como dotada de cualidades superiores al hombre, y por otros, como un ser de limitada inteligencia, incapaz de concebir un pensamiento serio y por lo tanto de llenar un notable destino". "Se ve, pues, que la condición de la mujer está íntimamente ligada a la organización de los pueblos, y por decirlo así, en el seno de la mujer es donde reposan las costumbres y las virtudes de las naciones o, en otros términos, la libertad y la civilización del género humano". Así escribía Cristián Demaría, en 1875, su tesis doctoral acerca de "La condición civil de la mujer". Huérfano de madre, criado por un padre poderoso y de gran talento, Cristián fue el enamorado silencioso de "La mujer más hermosa de la República", Felicitas Guerrero. Fue el único hombre que la defendió al ser atacada por Enrique Ocampo y el contacto con ella resultó fundamental para el desarrollo de su vida privada y de su profesión. Sus ideas revolucionarias en torno a la mujer, que nacieron de este encuentro, iluminaron toda su vida. La ausencia de estos escritos en las bibliografías de la época es significativa. Expresa claramente las premisas de su tiempo, a la vez que destaca aun más el valor de Cristián, un hombre incorruptible que supo ser tan sensible como fuerte.
Ir al inicio
|