|
|
|
ediciones
Barroco
|
Edición:
|
1990
|
Tomos:
|
1
|
ISBN:
|
9509952109
|
Medidas:
|
12,1 x 18 cm
|
Estado:
|
Muy Bueno
|
Género:
|
Cuentos - Cortos
|
Peso:
|
250 gramos
|
|
|
Reseña del libro
|
|
* Los importes están expresados en dólares estadounidenses. Política de Devoluciones.
|
|
Otros libros en la misma sección
|
|
|
Descripción del libro usado "Aqui, en ningun lugar"
|
|
Roberto Bertera, es como dijo Enrique Anderson Imbert, "un revolucionario de la literatura", ya que revolucionar es trastornar, perturbar, destruir. En este caso lo que destruye son los temas trillados, los lugares comunes del cuento. Trastorna y perturba con su inquietante originalidad, que podría adjetivarse de cruel, pero que no es sino el negativo de su visión fotográfica del hombre y de los fantasmas que lo acosan. En los grupos de trabajo de nuestro seminario Antígona, cuyas clases teóricas estuvieron a cargo de J. L. Borges, María Granata y Abelardo Castillo entre otros, creó y leyó por primera vez los cuentos de "Aquí, en ningún lugar"; entonces supe que nacía un escritor, con una concepción original y trascendente del arte de narrar. En el último cuento, que le da título a este libro, Roberto Bertera se adentra en el misterio de la creación literaria y al hacerlo, percibe el silencio de la respuesta a las grandes preguntas existenciales: ¿Cuál es la ficción?. ¿Cuál, la realidad? y en este último caso ¿Qué es la realidad?. En casi todas las narraciones hay un primer nivel, que lo coloca, según la distancia de lo real, en la literatura fantástica. Pero subyace, en el segundo nivel, la gran metáfora o la gran alegoría, que con cada lectura, ofrece un abanico de significaciones. Los cuentos de Roberto Bertera son terribles, crueles, valientes, el autor no se concede ni una posibilidad de limar las aristas del puñal que tiene la condición humana. Es fácil contar que una mujer se convierte en víbora ("Serpentario"), que un padre mata a su hijo ("El último eslabón"). Lo difícil es escribirlo con verdad y de tal modo que estremezca al lector hasta enfrentarse a sus propios límites.
Ester de Izaguirre.
Ir al inicio
|
|
|
|