El asesinato de un periodista —de un semanario publicado en Tijuana— lleva a Joaquín Mariscal, profesor y también periodista, a involucrarse en ese hecho sangriento. Mariscal quiere que el autor intelectual del homicidio pague por el mismo; se lo pide en un sueño alucinante Don Quijote. El hombre legendario de La Mancha lo electriza con su verbo honorable y el profesor comienza su jornada ácida: Claudio Hoffman es un hombre intocable, creación de un gobierno marcado violentamente por la corrupción e impunidad. El reto es duro, como también la energía imbatible de la justicia.