Entrevista
con
Alejandro Margulis
por
Alejandro Czerwacki
1-¿Cómo
surge hacer el libro "Junior"?
-En diciembre
de 1997 le hice la propuesta a la editorial luego de haber tenido en septiembre
un reportaje con la señora Zulema Yoma que me dejó impactado. Mi primer
idea se llamaba "Zulema y Junior", una biografía de Yoma atravesada por
la muerte de su hijo. En marzo del año siguiente me la aceptaron y a los
seis meses me di cuenta que como ella no estaba dispuesta a ayudarme lo
suficiente, no tenía sentido centrar todo en su persona. De todos modos
para esa época ya tenía acceso a la causa.
2-Es
curioso que hayas investigado este tema sin haber cubierto la problemática
en forma continua para un medio de comunicación. ¿La mayoría de
los libros de investigación periodística caen en esa tendencia?
-Es cierto.
La ventaja que tuve es que no había opinión formada ni prejuicios. En
la investigación se trasluce que podría haber sido un accidente o un atentado
pero hasta el final nadie lo va a saber. Esto hace que sea más genuino
el trabajo, porque no hay sospechas.
3-¿Tuviste
la tentación de novelar la historia, más teniendo en cuenta el clima de
intriga que el mismo tema genera?
-Sí, es una
buena reflexión (piensa varios segundos). Me cuidé mucho de no novelar
como sí lo hace Bonasso (Miguel, que escribió, entre otros libros, uno
sobre Yabrán, "Don Alfredo"). Todo el tiempo pensé en que esto era una
crónica. Hay movimientos que no los armé con esa intención. No investigué
todo y me senté a escribirlo, no fue esa mi técnica. Hice un gran esfuerzo
por no utilizar la historia que ya tiene su suspenso de por sí. El cronista,
como fue mi rol, nunca sabe lo que va a pasar cuando va y hace una crónica.
Mi función fue siempre contar una historia lo más honestamente posible.
Averigüé y pregunté todo lo que se me ocurrió.
4-¿Con
qué metodología de trabajo llegaste a obtener información de importancia
en testigos claves?
-Mirá, la
computadora portátil fue una gran aliada. Ellos veían que yo no grababa,
escribía y editaba mientras hablaban. No les estaba ocultando nada, los
entrevistados estaban viendo lo que iba a publicar. El grabador es un
misterio para el entrevistado. Los parientes de testigos claves que jamás
dieron entrevistas me contaron cosas muy íntimas gracias a esta metodología.
Era como un on-line y además gané en velocidad. De todas maneras estoy
muy tranquilo porque nunca tuve en mi carrera un solo juicio por manipulación.
Cuando hay juicios es porque el periodista se olvidó de algo y utiliza
su imaginación. Con Zulema Yoma sí he grabado así como tantas notas que
hizo mi colaborador periodístico, Marcos Martínez.
5-¿Por
qué dedicás el libro "A quienes padecen la mentira"?
-En la novela
que escribí en 1993, "Quién, que no era yo, te había marcado el cuello
de esa forma" puse "A quienes no creen en la verdad". "Junior" les fascinó
especialmente a lectores extranjeros. Es que en la literatura no hay otra
verdad que el propio texto. No hay buenos ni malos, son todos personajes.
Pero en el periodismo hay una verdad que descubrir. Y hay gente que fabrica
mentiras y el periodista tiene que esclarecer.
6-¿Qué
opinás del tratamiento que tuvo el tema de Menem Junior en la prensa?
-Los medios
fueron cómplices de la confusión porque no lo cubrieron. Sólo lo hicieron
en la primera etapa, allá por el 95. Pero desde entonces no se ha hecho
nada serio.
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