Pena grabada en mis
ojos
Fue el destino
tan impredecible como misterioso,
quien unió tu camino y el mío.
Y mi corazón quedo atrapado
en la belleza que había en tus ojos
como así en los besos,
tan tiernos de tus labios rojos.
Y no me di cuenta,
en mi corazón tonto,
que la juventud
nos separaba al uno del otro
negándome a mi mismo
lo que ya era obvio.
Y hoy te dije
que debía marchar de tu vida,
pues en tu juventud
merecías a otro,
que conmigo no podrías
planear un futuro.
Pude ver el dolor en las lágrimas
que mojaron tu rostro.
Y con mi alma partida en pedazos,
le di mi último beso
a tus labios rojos.
Hoy me quedan
tan solo el recuerdo
y el dolor
de ese amor tardío
que dejó su pena
grabada en mis ojos.