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Axel habló primero:
–Soñé que me encontraba buscando algo. Entonces aparecías tú, un zorro azul y un enanito. De pronto un sonido fuerte me hizo levantar la vista, pero no vi nada cuando apareció una piedra muy blanca en una mano y en ese momento escuché una voz que me ordenaba: “¡Entrégasela a tu amigo!” “¿Eh? ¿Quién eres?”, le pregunté.
»“¡Soy la contraseña!”, escuché que decía, y luego se dirigió a ti diciendo: “¿Tú eres el niño que busca poderes? ¡Ten cuidado! Podrían volcarse contra ti. La contraseña te guiará sólo al principio e irás descubriendo pistas que te conducirán a un arcón. El arcón está en permanente custodia por un guardián feroz, de modo que evalúa muy bien lo que decidas hacer”, dijo la voz. En mi sueño tú estabas tan sorprendido como yo y cuando volví a mirar alrededor todos se habían esfumado.»
–¡Qué extraño! –dijo Gabriel–. En mi sueño, había un mago, el mago Elf, que me hablaba de llevar una piedra como contraseña y de ir contigo a la espesura del bosque, y tú sueñas con una piedra que debes entregarme y de una voz que me hablaba.
–Tal vez la voz provenga de un hado patrono –dijo Axel.
–No sé qué o quién sea un hado patrono, pero fuere quien fuese, me parece un mensaje doble y dado al mismo tiempo. ¿No te parece? –preguntó Gabriel, buscando en la respuesta de su amigo la confirmación a su pregunta.
–¡Así parece!
–Entonces, ¡partamos!
La madre de Axel, enterada de la excursión al bosque que los amigos emprenderían, les advirtió:
–Ya sois responsables y conocéis el riesgo de extraviarse, además del peligro que suponen los animales salvajes. ¡Prometedme que no regresaréis muy tarde!
–Está bien, madre. ¡No te preocupes! Te prometemos regresar a tiempo –contestó Axel.
Provistos de todo lo necesario para la excursión, dieron inicio a la aventura llevando con ellos la piedra de cuarzo.
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