?No me lo han precisado ?respondió riendo mi interlocutor?; me
sentí, con todo, inclinado a suponer que el juicio se refería a la parte moral
más bien que a la parte física de Wilhelm Storitz, de quien, si no me equivoco,
convendría de todas maneras desconfiar.
?Se estará en guardia, mi querido amigo, por lo menos hasta el
día en que la señorita Myra Roderich se haya convertido en la esposa de Marcos
Vidal.
Dicho esto y sin inquietarme gran cosa por el asunto estreché cordialmente la
mano del subjefe de policía y regresé a mi casa a terminar mis preparativos de
viaje.