Prólogo
Los periodistas de la radio agradecerán las enseñanzas integrales de las
páginas de este libro y los estudiantes aprenderán mejor la importancia de ese
medio y cómo hacerlo trascender más en su función informativa. El periodismo
cubano, único en el ejercicio de una profesión plena que es negada y
tergiversada en gran parte del mundo, tiene en el medio radial el instrumento
que, tanto ayer como hoy, se caracteriza por su latir popular. Es decir, la
profesión periodística que se manifiesta de manera singular por el respeto al
derecho colectivo, de la sociedad, a la información veraz, cuenta en nuestro
país con una radio de gran historia y las nuevas tecnologías que les permitirán
desarrollarse hacía etapas de excelencia, también presentes en los demás medios,
lo que representa el gran desafío de nuestro periodismo revolucionario.
Lo más acertado del autor es la claridad que muestra cuando enfatiza en el
factor decisivo de la creatividad del periodista para hacer elevar la
comunicación que debe alcanzar el medio, meta que apoyada por las nuevas
tecnologías, está en la acción del profesional de la prensa. Internet hace
posible que la visión que logra el sonido sea más completa, sin límites de
alcance también en la esfera internacional. Pero ello está en la
profesionalidad, en el espíritu investigativo, en tener profunda conciencia de
la elevada misión del periodismo que exige nuestra sociedad. Esas condiciones y
el ejercicio de la profesión de manera consecuente determinan la comunicación
deseada y necesaria en el socialismo. Testigo incómodo, al que se le considera
subversivo en el capitalismo, es el que deja de serlo y dignifica la profesión
en cualquier sociedad justa y expresa sobre todo la conciencia, el deber, la
obligación de su hacer con la nuestra.
Apasionado de la radio, el colega Lázaro David Najarro Pujols, nos demuestra
de forma convincente que no basta la voluntad si se carece de la capacidad
técnica y ofrece ejemplos de cómo la verdadera comunicación tiene como base la
identidad entre el mensaje y el destinatario. Es saber llegar con el discurso
radial respetuoso de la realidad social del oyente y de su capacidad
inteligente. De lo contrario sería una comunicación no periodística, incapaz de
rebasar la difusión o la publicidad.
Lo más importante de la capacidad de ver mediante el sonido reside en que
ello pasa por la imaginación y así contribuye a ejercitar el instrumento más
valioso del ser humano para todo en la vida. Y esa es una de las virtudes de la
radio, no compartida en su profundo alcance con los otros medios.
El periodismo como profesión, su estudio como carrera de nivel superior nace
casi simultáneamente con el medio radial en los primeros años del siglo XX y,
aunque ambos parezcan viejos, son jóvenes históricamente y están destinados a
llegar juntos a la excelsitud, unidos a la única sociedad donde puede ocurrir,
la de la patria libre cubana u otras con igual contenido. Esa hermosa impresión
me deja este libro y debemos agradecer al autor tanto lo que dice como lo que
demuestra hacer. Comparto que «los radioapasionados y radioapasionadas que creen
y seguirán creyendo en la utopía de un mundo donde todos puedan comer su pan y
decir su palabra» serán decisivos en el futuro de la radio.
Ernesto Vera