CAPÍTULO I
Es una verdad mundialmente reconocida que un hombre soltero,
poseedor de una gran fortuna, necesita una esposa.
Sin embargo, poco se sabe de los sentimientos u opiniones de un
hombre de tales condiciones cuando entra a formar parte de un vecindario. Esta
verdad está tan arraigada en las mentes de algunas de las familias que lo
rodean, que algunas le consideran de su legítima propiedad y otras de la de sus
hijas.
?Mi querido señor Bennet ?le dijo un día su esposa?, ¿sabías
que, por fin, se ha alquilado Netherfield Park?
El señor Bennet respondió que no.
?Pues así es ?insistió ella?; la señora Long ha estado aquí
hace un momento y me lo ha contado todo.
El señor Bennet no hizo ademán de contestar.
?¿No quieres saber quién lo ha alquilado? ?se impacientó su
esposa.
?Eres tú la que quieres contármelo, y yo no tengo inconveniente
en oírlo.
Esta sugerencia le fue suficiente.
?Pues sabrás, querido, que la señora Long dice que Netherfield
ha sido alquilado por un joven muy rico del norte de Inglaterra; que vino el
lunes en un landó de cuatro caballos para ver el lugar; y que se quedó tan
encantado con él que inmediatamente llegó a un acuerdo con el señor Morris; que
antes de San Miguel vendrá a ocuparlo; y que algunos de sus criados estarán en
la casa a finales de la semana que viene.
?¿Cómo se llama?
?Bingley.
?¿Está casado o soltero?