Por ahora, las morochas del pueblo se contentaban con llamarlas esas orgullosas de Itualde. ¡Y había que ver con cuanto menosprecio las calificaban de orgullosas, sabiendo que no eran ricas!... Poco les importaba a ellas este menosprecio, con tal que las habladurías no pasaran a mayores...
Constituían la única verdadera diversión de las dos muchachas huérfanas las cortas temporadas que pasaban en Buenos Aires, en las casas de sus parientes. Pero nunca quisieron, especialmente Laura, prolongar esas ausencias, por no dejar largo tiempo solo a Adolfo.
Laura no era bonita. Con su alma deliciosamente tiema y femenina, sus formas parecían demasiado rígidas y sus maneras demasiado decididas. En cambio, Coca, que no poseía un temperamento tan femeninamente abnegado, se había hecho una mujer elegante, flexible, de agraciados modales y hermosa fisonomía. Era la beauty del Tandil. Tenía no menos de quince admiradores silenciosos, que iban todos los domingos y fiestas de guardar a lanzarle sus incendiarias miradas en el atrio de la iglesia, cuando salía de misa de nueve. No tenían más remedio que admirarla de lejos, pues ella esquivaba toda ocasión de tratarlos. Sin embargo, no faltó quien la acusara de coqueta...
De vuelta de una de estas idas a misa, las
recibió una vez su hermano con una noticia importante. Había
llegado al Tandil, a organizar una estancia inmediata al pueblo, que acababa de
comprar, un antiguo amigo suyo, don Mariano Vázquez, soltero y de buena
familia, excelente persona que iban a tratar con frecuencia...
- Le he invitado a comer para esta noche -dijo a Laura. -¡Y es todo un novio el que te anuncio! - agregó bromeando.
Laura se había puesto escéptica en materia de novios. Pensaba que no se casaría, ella que naciera madre, por sus sentimientos, de todo ser que necesitase su auxilio o protección.
Como no frecuentaba la sociedad, no
conocía las rivalidades femeninas y su carácter de soltera de treinta años no parecía agriado... Por eso no hubo el más leve sarcasmo en su clara y bien timbrada voz cuando contestó a Adolfo:
-Mil gracias. Pero si tu don Mariano, es un candidato a novio... lo será a novio de Coca.
Coca pregunto entonces:
-¿Qué edad tiene?