Guión para una escena de taller... ¿o escena para un taller de guión? (1ra. parte)
por
Ariel Mazzeo
Después
de leer un texto de Josefina Tallerista, el coordinador se pasó un pañuelo
por la frente, respiró hondo y con voz firme dijo:
Creo
que hace falta que hablemos del uso de los guiones, los incisos...
-¡Por
fin! - interrumpió Josefina. Tenía las ojeras oscuras y los pelos
algo alborotados - Los guiones de diálogo son un dolor de cabeza, la
verdad. No hay caso, no le encuentro la vuelta.
A
ver contestó el coordinador ¿Qué es lo que pasa?
-Es
que nunca sé si va el guión antes o después. Con espacio
o sin espacio. Que los cortes, que los parlamentos... De sólo
pensarlo-siguió la tallerista-comienzo a temblar.
¿A
qué te referís con los cortes?
-Los
cortes...ese texto que ponemos en medio de las palabras de los personajes.
Vamos
por partes, que no es tan difícil como parece dijo el coordinador,
que parecía curtido por años de docencia. Esos cortes
se llaman incisos. Se usan para incluir la "voz" del narrador
en el medio del parlamento de un personaje. También los llamamos acotaciones,
término que tomamos prestado del teatro, porque nos parece más
preciso.
Josefina
escuchaba en silencio, a la espera de revelaciones trascendentales.
Hecha
esta acotación acerca de las acotaciones siguió diciendo
el coordinador, podemos empezar. En primer lugar, observo que estás
usando el guión incorrecto: es preferible usar el guión largo
() en vez del corto (-). Seguro que tu teclado lo tiene en alguna
parte, o con alguna combinación de teclas.
-
Claro, cómo no me di cuenta de ese detalle - contestó la Tallerista,
con emoción ¿Va mejor ahí?
Muy
bien. Ahora que solucionamos eso, vamos con la segunda regla a tener en cuenta:
siempre el guión del comienzo de un parlamento va pegado a la primera
palabra. Como lo estoy haciendo yo.
Eso
sí que es fácil. Creo que voy a poder hacerlo sin problemas.
Ah,
sí respondió el coordinador con una sonrisita socarrona,
claro que sí. No me caben dudas. Igualmente, permitime sugerirte algunas
otras cositas.
¿Como
cuáles? dijo Josefina, mostrando cierta autosuficiencia .
Como
esta: cuando el parlamento se termina con una acotación del narrador,
el guión de cierre es superfluo, razón por la cual se elimina.
¡Oh,
perdón! ¡Qué torpe soy! contestó ella, levemente
sonrojada.
Bien.
Me alegro de que ya estás aplicando esta segunda regla. Pasemos entonces
a la siguiente, que sirve para evitar errores como los que mostraste al principio
de esta charla. Cuando los guiones encierran la acotación de un narrador,
siempre van pegados a ésta, y separados de las palabras del personaje.
El
coordinador hizo una pausa para que Josefina pudiera revisar lo dicho al comienzo.
Si
no lo ves claro continuó mirá con atención
cómo lo estoy haciendo en este mismo párrafo.
Es
cierto respondió asombrada. Ahora que reviso lo dicho al
principio, veo los horrores que cometí. Bueno, agregó
después de todo para esto vengo al taller, ¿no?
Sí,
claro... contestó el coordinador, la mirada elevada al cielo, como
pidiendo paciencia para enfrentar la situación. Venís para
esto y para varias cosas más. Porque aún tendríamos para
un ratito.
¡Uf!
¿Más todavía? exclamó agitada la tallerista
Está bien. Que vengan nomás esas reglas.
Tengo
una idea mejor. Ya que te noto algo cansada, te propongo esto: ¿por qué
no revisás todo el texto que trajiste e intentás corregirlo a
la luz de estas cuatro reglas que vimos hoy?
Josefina
reflexionó un instante. Después paseó la vista por el texto
que había escrito, y dijo:
De
acuerdo. Debo reconocer que con esto solo ya tengo mucho para modificar. Revisaré
el texto, y lo tendré listo para nuestro próximo encuentro.
Nos
vemos la próxima se despidió el coordinador. ¡Y ánimo,
Josefina, que esto recién comienza!
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