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El evangelio de Jesucristo paso a paso - tomo II de Jorge Martín-Aragón García  

El evangelio de Jesucristo paso a paso - tomo II
de Jorge Martín-Aragón García


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"creo que el evangelio q es muy controversial,sobre todo para la iglesia católica "oficial". pero es bueno saber que con conocimiento,hay pensamiento."

lorena lazo CL

 
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Descripción del libro "El evangelio de Jesucristo paso a paso - tomo II"


El contenido de este "trabajo", "reflexión" o como quiera denominarse a lo que sigue a continuación, está realizado desde una experiencia de fe, tal y como la define el Catecismo de la Iglesia Católica en su artículo 150 y ss (la fe es una adhesión personal del hombre de Dios; es al mismo tiempo, e inseparablemente, el asentimiento libre a toda la verdad que Dios ha revelado).

En otras palabras, en ningún caso está mi intención realizar una exégesis del Evangelio, ni mucho menos una interpretación historicista del mismo. Ni mi capacidad, ni mis conocimientos me lo permitirían. Pero tampoco está en mi voluntad tal cometido.

Mi enfrentamiento con el Evangelio lo realizo desde la sentencia contenida en el Catecismo de la Iglesia Católica en su artículo 81: La Sagrada Escritura es la palabra de Dios, en cuanto escrita por inspiración del Espíritu Santo.

Ello, por convencimiento, no porque lo diga el Catecismo. Desde mi libertad y mediante la interiorización de las verdades contenidas en la Escritura.

Qué duda cabe que el Evangelio, tomado como cuerpo cierto y completo, no solamente como estilo literario, pero también, y muy especialmente, el A. T., contienen errores históricos de bulto (cronológicos, políticos, sociales, costumbristas, etc.), pero ello no invalidan el carácter de la Biblia como Libro de libros y medio para la Revelación de Dios al hombre a través de la historia.

Por ello, a lo largo de mi "trabajo" procuraré ceñirme a lo que a mí, desde mi propia experiencia existencial, me dice el texto evangélico, procurando evitar la exégesis y la investigación histórica, aunque, a veces, será imposible soslayar estas actuaciones.

No soy tan ingenuo como para pensar que el Evangelio de Jesucristo (en cualquiera de sus cuatro redacciones) contiene exactamente los dichos y acciones de Jesús con literalidad mecanicista. A través de la abundante documentación consultada he podido constatar que ésto no sólo no es asé, sino que, en su mayor parte, es muy probable que las redacciones evangélicas, fruto de la transcripción de tradiciones orales de los seguidores de la Iglesia primitiva, contengan perícopas, dichos y acciones atribuidas a Jesús que, realmente, corresponden a aportaciones de los propios redactores evangélicos e, incluso, "añadidos" muy tardíos (del siglo II o posteriores).

Sin embargo, esta inexactitud histórica no priva al Evangelio de Jesucristo de su mensaje salvífico y de su inspiración espiritual. Tampoco minora mi creencia de que estos textos, aunque no contengan literalmente las palabras de Jesús de Nazareth, sí contienen su enseñanza y doctrina. Por lo tanto, y a pesar de ello, seguirá siendo "la Palabra de Dios" y sobre ella asiento mi fe, no sobre la exactitud empírica de su contenido (ya sea en sus versiones griegas, arameas o cualquiera de las lenguas en que nos llegue el mensaje de Cristo).

Cuando nos enfrentamos a la lectura de cuatro textos, con cuatro autores diferentes, como son los evangelios que vamos a examinar a continuación, y vemos que relatan un mismo acontecimiento en forma dispar, la pregunta es obvia: ¿por qué ante un mismo hecho o circunstancia, los evangelistas redactan sus textos de forma, no sólo diferente, sino que, en ocasiones, hasta divergente?, ¿es que no perciben el mismo hecho?.

Hagamos una primera precisión. La época histórica y sociológica en que se redactan los evangelios es bien diferente de la que vivimos. Hoy nos preocupa, del hecho que se nos narre, no sólo el hecho en sí, sino también, y de forma unida indefectiblemente, sus circunstancias (fecha, cronología, desarrollo ordenado de acontecimientos, etc.).

No es el caso, ni de los evangelistas, ni de su cultura, ni de su audiencia. No es el hecho histórico, tomado tal cual lo concebimos hoy, lo que les preocupa, sino el trasfondo que le acompaña, lo que les preocupa.

Vamos a dejar bien sentada una premisa. Si bien todos los evangelistas tienen un propósito común: propagar la Buena Noticia de la Redención y reconciliación de la humanidad con el Padre, en el Hijo, a través del Espíritu, cada uno lo hace desde una base cultural diferente, hacia un auditorio distinto y utilizando fuentes, a veces coincidentes y otras veces no.

Vayamos por orden, al menos cronológico.

Marcos escribe en Roma, para los judíos del ombligo del mundo de la época, de la mano de Pedro. Podría decirse que el Evangelio de Marcos es realmente el Evangelio de Pedro. Pedro es, posiblemente, el más conservador de los apóstoles, y al que más le costó romper con el judaísmo oficial. Por ello su evangelio, que es el primero en escribirse, contiene un mensaje menos incisivo que los de Mateo y Lucas para con la sociedad judía; y nos presenta la obra de Jesús de forma más aséptica, dejando al lector la respuesta a la pregunta esencial: ¿quién es Jesús?, aunque él mismo, al comienzo de su evangelio, aporta su propia respuesta (Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios).

Mateo (Leví), es uno de los 12 elegidos por Cristo. Escribe desde Israel y para los judíos (en arameo), publicano en Cafarnaún y de formación helenística. Es el más combativo de todos los evangelistas para con la sociedad judía de la época.

Su evangelio se apoya constantemente en citas, cuasi literales, del A. T. para demostrar que en Cristo se dan todas las profecías anteriores sobre el Mecías, circunstancia que él da por sentado como base de su evangelio. No se ocupa de describir o justificar tradiciones sociales o religiosas, sino que intenta aprovechar éstas para sus fines apologéticos.

Lucas es un médico originario de Antioquía. Su origen pagano y su cercanía a Pablo nos ofrecen un evangelio más descriptivo y pormenorizado, antropológicamente hablando. La influencia de Pablo, y los destinatarios originales de sus escritos (judíos de cultura helena y gentiles), hacen de sus textos una narración más universalista. Posiblemente es el evangelio más católico de todos (en la acepción literal: católico = universal). El Reino de Dios está abierto para todos, sin exclusiones.

El Evangelio de Jesucristo según San Juan es el más teológico y de contenido catequético de los cuatro. Quizá porque probablemente fue el último en ser redactado y en unas circunstancias especiales (prisión o destierro del evangelista) y probablemente porque sus fuentes no son las mismas que las de los sinópticos.

La utilización de los textos de las escrituras por los evangelistas, no es, sin embargo, una exclusividad de Mateo. Todos ellos, en mayor o menor medida, apoyan sus afirmaciones y calificaciones sobre Cristo en textos anteriores. Es su forma de ratificar su experiencia de fe y de expandir la Buena Noticia con apoyo documental, como diríamos en nuestros tiempos.

Este estilo argumental debemos razonarlo en dos vertientes: por un lado para rebatir los argumentos de los escribas, fariseos y saduceos acerca de la falsedad de Jesús como Mesías; y, por otro, para reafirmar sus propias creencias y las de sus discípulos.

No debemos perder de vista que los evangelios se redactan entre los años 70 y 100 de nuestra era, en momentos críticos para el nacimiento de la nueva Iglesia y con un colectivo sometido a persecuciones y controversias con la religión oficial judía.

No olvidemos tampoco que el cristianismo no es identificado como algo desgajado del judaísmo hasta algún tiempo después, ya que en sus orígenes, era una secta marginal dentro del judaísmo.

Tampoco debemos obviar que Jesús no escribió, ni mandó escribir, ningún texto acerca de sus enseñanzas y doctrinas (al menos que nos haya llegado hasta nosotros). Por lo tanto, los evangelios los escriben dos apóstoles que convivieron con Él en su etapa de predicación (Mateo y Juan), un discípulo ayudante de Pedro (Marcos) y un médico, discípulo de Pablo (Lucas) con un propósito catequético y de divulgación, junto con un trasfondo proselitista.

Si bien Mateo y Juan vivieron, de primera mano, la vida pública de Cristo, el momento espiritual de sus vivencias con Él tampoco era el más apropiado para acometer una explicitación escrita de las mismas. Fue bastantes años después de la Ascención, que optaron por la transcripción escrita de sus recuerdos y percepciones junto a Jesús de Nazareth.

El caso de Lucas y marcos es semejante entre ellos y diferente de los anteriores. Ninguno de los dos conoció a Jesús.

Redactan sus escritos por los relatos de quienes les rodean.

La semejanza de los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas ha dado origen a la teoría de un "quinto" evangelio nunca encontrado: la fuente "Q" (del alemán Quelle = fuente), en el que se inspirarían Mateo y Lucas. Y éstos, a su vez, también beben de la fuente del evangelio de Marcos. Sin embargo, con ser semejantes, estos tres evangelios mantienen diferencias, no sólo de matiz, sino cronológicas y, especialmente de estilo e intenciones. Tendríamos, por lo tanto, cinco fuentes evangélicas: Q, Marcos, fuentes propias de Mateo, fuentes propias de Lucas y fuentes propias de Juan.

Los evangelios no son, en ningún caso, una biografía de Jesús de Nazaret. Nunca fueron redactados con esa intención.

Hoy por hoy, aún no se ha escrito una biografía de Cristo porque, además de carecer de datos biográficos fiables, su figura trasciende el personaje histórico. jesús no es un nuevo profeta, no es solamente un hombre bueno y justo, tampoco es el fundador de una nueva religión (en todo el evangelio jamás encontraremos una sola frase de Cristo en ese sentido).

Jesús, para los que seguimos, valoramos y creemos en su predicación y enseñanza, como dice Marcos al comienzo de su texto, es EL HIJO DE DIOS. Por lo tanto, su paso por la tierra no puede restringirse solamente a una fría relación cronológica de hechos, datos, fechas, cifras y crónicas. Lo que emana de Jesús es un Nuevo Orden, no sólo social, sino inter relacional e integral del hombre consigo mismo, con sus semejantes y, especialmente, con Dios (Padre). Que los hechos relatados por los cuatro evangelistas no se ajusten exactamente al acontecer histórico, que se muestren diferencias entre uno y otro relato, carecen de importancia si evaluamos el evangelio en su conjunto y en relación con los antecedentes que lo motivan, porque no debemos olvidar que, en origen, el evangelio es judío y se apoya firmemente en la tradición y cultura hebreas. Por lo tanto, la contemplación del Nuevo Testamento (no sólo del evangelio, sino también del conjunto de las epístolas de los apóstoles, el libro de los Hechos y el Apocalípsis) de forma desgajada del Antiguo Testamento nos conduciría a errores interpretativos importantes y a lagunas de comprensión fundamentales. A la inversa, desde nuestras creencias, la lectura aislada del A. T. nos dejaría una sensación de inconclusión y provisionalidad.

A partir de estas "iniciaciones", vamos a intentar acometer una reflexión global sobre EL EVANGELIO DE JESUCRISTO bajo los siguientes parámetros de trabajo:

a).- No tengo interés doctrinal o proselitista alguno.

b).- Mi única intención es la de plasmar, por escrito, lo que acude a mi mente cuando leo los pasajes evangélicos. Por lo tanto, las interpretaciones que pueda transcribir son totalmente subjetivas.

c).- Mi intención es partir de una base de análisis acrítica, pero, obviamente, desde una creencia católica, aunque totalmente laica y libre de ataduras institucionales.

d).- Mi formación teológica y religiosa es "elemental". Serán las reflexiones sencillas de un hombre simple que se apasiona por descubrir, día a día, la presencia de Jesús en cada acontecer.

e).- Apriorísticamente no tengo establecida ninguna reflexión concreta sobre cada pasaje, aunque sí, lógicamente, sobre el conjunto evangélico, por lo tanto, al día de hoy, desconozco absolutamente lo que voy a escribir.

Si mis limitaciones , tanto formativas, como culturales, me llevan a alguna apreciación que pueda resultar errónea conforme a los cánones establecidos, lo siento, pero seguirán siendo MIS apreciaciones, fruto exclusivo de mi pensamiento, aunque abierto a las aportaciones que puedan incorporarse a mi escaso bagaje intelectual.

Sin embargo, si alguna de ellas puede resultar molesta o escandalizadora para algún posible lector, vaya por delante mi disculpa. Jamás ha estado, ni estará, en mi intención "violar" la conciencia o creencia íntima de nadie.


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Acerca de Jorge Martín-Aragón García


Nombre y apellidos: Jorge Martín-Aragón García. Nacido en Madrid el once de diciembre de mil novecientos cincuenta y tres. Estudios de grado medio en colegios religiosos. La profunda experiencia de Dios dada a lo largo de su vida, le lleva al estudio pormenorizado de los textos sagrados.


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