Dibujos de Benito Quinquela Martín, José L. Bonomi, Enrique de Larrañaga, Jorge Larco y Lucila Bautista. "JULIA PRILUTZKY fue ya, para todos los que comprende y aman el verso, Julia Pnlutzky como hoy, desde que publicó su primer libro. Ha crecido, se ha bruñido, brilla y quema como una llama profunda, la de hoy, la de sus últimos sonetos, la que saborea sus lágrimas. En la muchacha que nació a la poesía como una luz, ya estaba ésta. Quería aparecer tímida, y quemaba; quería llorar como las poetisas mayores y no sabía sino reír tras sus pequeñas lágrimas. Pero la vida, que rara vez da lo que se le pide, al fin le- vistió el corazón de gris y Julia Pnlutzky, con una firme delicadeza entrega ahora su canto, erguida, amorosa, enredadera florecida, fuerte y de honda raíz entre la riqueza de sus corolas de oro en fusión. "En la frontera fría" arde ahora lo mismo que antes, los dientes perfectos le brillan e.n una risa de entreverada amargura, que se endulza a veces por el ensueño furtivo o una nueva esperanza. ¡Qué criatura y qué poeta! Bajo la admirable forma de sus poemas, le resuena el corazón en su ritmo vital, como un bronce golpeado furiosamente; ella dice que "el silencio es el mejor llamado", pero Julia Prilutzky, a pesar de su contención y el tono medio que es una de sus características, es tumulto, aunque ambicione el olvido y la callada congoja. Es uno de los grandes poetas de la Argentina actual. Ha vencido la canción blanda, el suspiro, la sonrisa mielada, la actitud romántica, todos los elementos de la antigua caza del amor y el éxito. Esta Walkyria se yergue en el extremo sur del continente americano, como uno de esos árboles sagrados de belleza que en las islas del delta del río Paraná, cubierto de flores y espinas, puede ser el símbolo de la actual hora del mundo. Un arpa eólica, un mistero, y el amor, la ternura secreta, la congoja, el canto. Y ya, la victoria.
Observaciones:
Libro dedicado y firmado por el autor.
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