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Introducción
En Una arquitectónica para la ciencia, Wolfgang Balzer, Ulises Moulines y Joseph Sneed nos ofrecen una forma nueva y más precisa de hacer epistemología. Ellos se han tomado el trabajo de reconstruir en términos conjuntistas las características de una teoría científica, incluyendo sus vinculaciones con otras teorías en el sistema de una ciencia. También sugieren que sería útil y productivo seguir sus pautas de reconstrucción racional en el ámbito de las ciencias sociales, y dan un ejemplo de una teoría económica, ya que la economía es el dominio que, dentro de esas ciencias, mejor se presta para este tipo de tratamientos, debido a su alto grado de formalización.
A diferencia de otros epistemólogos, que han hecho descripciones más o menos intuitivas del funcionamiento de la ciencia, y que han utilizado apenas algunas nociones básicas de lógica elemental, y acercándose mucho más al arduo trabajo realizado por la metamatemática, dominio en el que pocos filósofos se han animado a entrar, los autores han logrado una extensa formalización de los contenidos de las teorías científicas empíricas, es decir, no formales. Y lo han hecho utilizando una herramienta formal fundamental, que consiste en el método axiomático para la presentación de una teoría. Dicho método consiste en definir los términos de una teoría a partir de la enumeración de las propiedades que cualquier conjunto de cosas debería satisfacer para ser considerado un modelo –o, en términos de los autores, una aplicación intencional– de dicha teoría. Para ellos, un núcleo teórico está formado por modelos potenciales, modelos actuales, modelos parciales potenciales, condiciones de ligadura y vínculos interteóricos. A estos elementos, de los que hablaremos luego más detalladamente, ellos les suman las aplicaciones intencionales, que dotan al núcleo de una base empírica, sin la cual no podemos hablar propiamente de teoría. Satisfacen, sin proponérselo, los requisitos establecidos por Mario Bunge acerca de lo que es la descripción de un sistema, pero en este caso tomando como sistemas a las propias teorías, elevando ese criterio al ámbito de la metaciencia.
Ha sido muy discutido el modo en que las reconstrucciones racionales de teorías científicas vigentes suelen intentar corregir a la ciencia en sus desarrollos actuales. Al respecto, es conocido el caso de la escuela de Viena, y su intento fisicalista de elaborar una Enciclopedia de la Ciencia Unificada, que terminó fracasando a pesar de haber convocado en su momento a grandes figuras de la ciencia. También ha ocurrido eso con el falsacionismo popperiano, que llevó a su autor a sostener que, si la ciencia real no lleva a cabo ese programa, peor para la ciencia. En el caso del programa estructuralista, en cambio, hay un esfuerzo por atenerse a lo que se considera ciencia en la actualidad, en la propia comunidad científica, y por poner a prueba el modelo metacientífico en base a lo que se ha considerado ciencia en otros momentos. Los autores han logrado integrar muchas de las opiniones razonables vertidas por epistemólogos anteriores, y han podido formalizarlas, es decir, han podido establecer un sistema de letras que se conectan directamente con los objetos a los cuales hacen referencia, sin pasar por el espinoso ámbito de lo imaginario, es decir, de nuestro intento siempre fallido por intuir de alguna manera de qué se trata todo esto, cuál es su verdadero significado.
Lo que nos proponemos en este trabajo es aprovechar el enorme esfuerzo intelectual hecho por los autores para sacar provecho de él, aplicándolo al ámbito de la psicología.
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Dinámica de las partículas humanas - Una reconstrucción estructuralista de la psicología
de Daniel Omar Stchigel
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