Para las seis cuerdas, con ilustraciones de Héctor Basaldúa, en las que se reúnen las milongas aparecidas hasta 1985. Páginas sin numerar. Once poemas ilustrados por Hector Basaldúa.
Contenido del índice:
Buenos Aires. Milonga de dos hermanos. ¿Dónde se habrán ido?. Milonga de Jacinto Paredes. Un cuchillo en el norte. El títere. Alguien le dice al tango. Milonga de los morenos. Milonga para los orientales. Los compadritos muertos.
Toda lectura implica una colaboración y casi una complicidad. En el Fausto, debemos admitir que un gaucho pueda seguir el argumento de una opera cantada en un idioma que no conoce; en el Martin Fierro, un vaivén de bravatas y de quejumbres, justificadas por el propósito político de la obra, pero del todo ajenas al índole sufrida de los paisanos y a los precavidos modales del payador. En el modesto, caso de mis milongas, el lector debe suplir la música ausente por la imagen de un hombre que canturrea, en el umbral de su zaguán o en un almacén, acompañándose con la guitarra. La mano se demora en las cuerdas y las palabras cuentan menos que los acordes. He querido eludir la sensiblería del inconsolable "tango-canción" y el manejos sistemático del lunfardo, que infunde un aire artificioso a las sencillas coplas. Que yo sepa, ninguna otra aclaración requieren estos versos.
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