 |
  |
|
Miguel Brasco
|
|
 Reseña del libro
| ||||||
Política de Devoluciones. |
||||||
Otros libros en la misma sección |
||||||
 |
||||||
| |
||||||
Descripción del libro usado "Miguel Brasco" |
||||||
|
||||||
| En la Patagonia, donde se crió más cerca de Liverpool que de Buenos Aires, el niño Brascó hacía gala de su excelente relación con los pollos, tenía un avestruz de mascota y un guanaco de guardaespaldas. Fue entonces que aprendió los rudimentos del arte culinario, mirando a las cocineras chilenas y a Assunta, una piamontesa gorda y pía. En la secundaria selló su matrimonio con la poesía y nunca le fue infiel, aunque, es cierto, anduvo de copas con la abogacía, la política, el periodismo, el dibujo, el folklore e incluso con varias mujeres. A través de estas charlas, Brascó recuerda sus grandes amores y sus relaciones tempestuosas. Confiesa su decepción con la política y cómo se alejó, por ella, de algunos amigos del alma: Rodolfo Walsh, Juan Gelman, Julio Cortázar. Se deleita hablando del marketing en la literatura y del macaneo en el Di Tella. Y cuenta cómo creó algunos hits folklóricos, varias revistas exitosas y casi todos los clubes gourmets porteños. La mesa de su historia parece inabarcable, y entre los comensales se codean Xul Solar y Ariel Ramírez, Frondizi, Quino y el Che, Piazzolla, Borges, Timerman, Viñas, Santaolalla, Paco Urondo, Juanele Ortiz, la Negra Sosa y el Gato Dumas. No extraña semejante auditorio, ya que el que habla es Brascó, un fascinante contador de historias.  Ir al inicio |
||||||
