Los hijos de Sanchez descansa totalmente en el empleo, primero, de apuntes y notas taquigráficas, y más tarde, en el uso de la grabadora, eliminándose cualquier tipo de intervención personal del antropólogo en la visión del mundo que tienen sus personajes. Naturalmente, Lewis ha dirigido las conversaciones y ha realizado después un trabajo de montaje parecido al de los directores de cine, seleccionando lo fundamental, imprimiéndole un ritmo y más coherencia. Lewis es también el responsable de la diáfana y muy rigurosa estructura de su libro. Los hijos de Sanchez, se abre con un prólogo donde Jesús Sánchez, el padre, hace su biografía, luego se divide en tres partes en que los cuatro hijos relatan alternadamente su vida, y termina con un epílogo donde nuevamente el padre cuenta sus últimas experiencias y los juicios que le merecen su mundo, su vida y sus familiares. Como se ve, el método no puede ser más sugestivo ni más honesto. Una vida común, una experiencia en la que participan cinco gentes es referida de una manera personal, desde adentro de cada uno de ellos, con los matices y los puntos de vista de cinco individualidades, para que todas se conjuguen y nos ofrezcan la materia de que està compuesta la vida. Así pues, los hijos de Sánchez no existiría la obra de Lewis sin los extraordinarios personajes que él descubrió y trajo a la vida del arte con su talento y sus disciplinas literarias y científicas.
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