Bolivar en el Mensaje de Angostura, a la hora definitoria de la Independencia, afirma: "No somos españoles, no somos indios? constituimos una especie de pequeño género humano." Uslar Pietri, autor de estas páginas que traen a cuenta las diversas epopeyas de la conformación del Nuevo Mundo (de indígenas, negros y conquistadores), hace un llamado a la concordia, al restañamiento de las brechas que prococan la indefinición y el aislamiento racial y cultural que vienen del primer mestizaje. A decir del autor: "No había habido en la historia conocida una situación semejante, en la que grupos culturales muy definidos, que nunca antes habían tenido contacto directo entre sí, entran súbitamente en un encuentro abrupto y total. Algo sabían los europeos de los negros, muy limitadamente los negros de los europeos, ninguno de los dos algo de los indios, y nada los indios de los unos y los otros." La "pedagogía negra", que ayudó a crecer a generaciones de hijos de españoles, las consejas indígenas, la cultura europea, los movimientos libertadores, es decir, el mestizaje, han resultado en cinco siglos "tan ricos y originales (a partir de los cuales) se ha formado una familia de pueblos que tenemos que llamar por su verdadero nombre: La Comunidad Iberoamericana". Si la historia iberoamericana ha dado grandes hombres, como el Inca Garcilaso, que asume su herencia de dos culturas por igual, esa misma historia reclama en el presente de todos nosotros dos tareas fundamentales: la de reconocer y asumir nuestro pasado en su totalidad, sin exclusiones, y la de integrar nuestras naciones para colaborar, y entrar con "pleno derecho y presencia en el escenario mundial del siglo XXI".
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