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ediciones
Losada
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 Reseña del libro
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* Los importes están expresados en dólares estadounidenses.
Política de Devoluciones.
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Otros libros en la misma sección
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Descripción del libro usado "La caida"
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El nombre de Beatriz Guido resulta hoy ya indispensable cuando se trata de presentar un panorama general de lo actual novelística argentina. Con La casa del ángel -primer premio en el concurso de novelas Emecé 1954- entró en el mundo de las letras a través de esa puerta grande que a tanto compromete y tras la que con harta frecuencia acecha la frustración. Mas su segunda novela, La caída, no sólo reafirmó aquel éxito inicial sino que permitió también señalar cómo habían sazonado en ella un estilo y un mundo que perfilaban una personalidad muy definida. Últimamente, Fin de fiesta, su más reciente obra -publicada como la anterior, por Losada, en esta misma colección -ha terminado de cimentar su prestigio al ofrecer un aspecto nuevo de sus múltiples posibilidades -vigor descriptivo, intensidad argumental, notable afán de identificación con su pueblo -que la sitúa en la primera fila de la generación que está buscando en la actualidad nuevos derroteros para la literatura de su país. Su ya amplia popularidad ha adquirido dimensión internacional merced a sus diversas traducciones y particularmente por las versiones cinematográficas de sus dos primeras novelas. Recientemente ha regresado de Alemania donde asistió al Festival Cinematográfico internacional de Berlín, con motivo de la exhibición de La caida, que fue calurosamente acogida y va a ser proyectada a continuación en Londres y París. Agotada hace tiempo su primera edición, presentamos hoy nuevamente esta noveal tan representativa de ese especial "mundo" a que antes hemos aludido, en que la agilidad descriptiva alterna con la profundidad psicológica para ofrecernos, sorprendentes y vivos, esos "niños terribles" -tan populares ya como su autora -que viven bajo el influjo mágico de un pariente ausente; y ese personaje femenino que emerge de la adolescencia separando dolorosamente las aguas de lo ideal brumosamente entrevisto y lo real cotidiano.
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