Roberto J. Payró, siempre hábil para fascinar a través de personajes sin demasiada vergüenza, (su "nieto de Juan Moreira" es un sujeto realmente despreciable) plantea en El Casamiento de Laucha las siguientes cuestiones: ¿Qué sucede cuando un pícaro quiere reformarse? ¿Cuántas mentiras es capaz de decir en pos de ese noble fin? ¿Puede ser más fuerte que su naturaleza? Laucha intenta ser sincero y honrado pero su personaje lo domina de tal modo, que incluso es capaz de creer sus propias mentiras. Lo genial de Payró es que no deja de ser divertido aún en los momentos más cínicos del relato, dejando que el lector perciba sólo al final todo lo que tiene de tragedia.
Conjunto de relatos que muestran la corrupción de los políticos de una ciudad provinciana. Pago Chico es Pago Grande, el villorrio es un fuerte núcleo de población, con afirmados, tranvías, luz eléctrica, obras sanitarias; su comercio gira millones, su industria crece y prospera, su fuerza vegetativa y progresiva es colosal; en política también se ha dado un largo paso hacia adelante, y, también se ha dado un largo paso hacia adelante, y, aunque está aún muy lejos el ideal, algo se ha ganado en cuanto al juego de las instituciones, y hasta parece haberse ganado mucho, pues ya no se estilan los burdos medios de gobernar que, burla burlando, hemos puesto de relieve. Y, como dijo el otro, la hipocresía es tácito homenaje del vicio a la virtud. Esto nació de aquello. Parece imposible, pero es así.
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