«Antes de volver a incorporarse a la interestatal, Backus observó el vehículo del FBI que salía de la carretera pavimentada y se dirigía al yacimiento a través del desierto. Su yacimiento. Una nube de polvo se levanto detrás del coche. Distinguió las tiendas blancas en la distancia y sintió una sobrecogedora sensación de éxito. La escena del crimen era una ciudad que él había construido. Una ciudad de huesos. Los agentes eran como hormigas entre paneles de cristal. Vivían y trabajaban en el mundo que él había creado, cumpliendo sin saberlo con su antojo. Deseó poder acercarse más a aquel cristal, absorberlo todo y contemplar el horro que él había esculpido en sus rostros, pero sabía que el riesgo era demasiado grande. Y tenía otras ocupaciones. Pisó a fondo el acelerador y se dirigió e nuevo hacia la ciudad del pecado. Tenía que asegurarse de que todo estaba preparado como era debido.»
Harry Bosch investiga la muerte del ex profiler del FBI Terry McCaleb. Sus indagaciones le llevan a sospechar de Robert Backus, conocido como el Poeta, a quien se daba por muerto. Bosch decidirá entonces pedir la ayuda de la agente del FBI Rachel Walling, encargada en su día de la investigación de los crímenes cometidos por el Poeta.
Michael Connelly reúne en Cauces de maldad a tres de sus personajes más emblemáticos -Harry Bosch, Terry McCaleb y el Poeta- para crear una novela policíaca magistral.
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