América virgen, magnífica, recién descubierta, maravilló a sus conquistadores. Muchos espíritus sensibles vertieron sus fulgurantes impresiones en crónicas que hoy parecen cinceladas y antiquísimas reliquias. El paisaje deslumbrante y los hechos que demandaron su posesión, quedaban de tal modo registrados.
El choque entre dos razas distintas, que tendían a unirse para hacer la América Hispana de nuestros días, trajo inicialmente zozobras, violencias e injusticias que suscitaron alegatos de teólogos, sacerdotes y hombres de leyes, hijos, por cierto, de la España imperial.
Tales crónicas y alegatos serán reproducidos en esta Serie del Tiempo Viejo, como evocación de nuestra América niña. Un estilo viejo, y sin embargo novedoso, resurgirá así para deleite de los lectores de Eudeba.
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