Fin


Primera página : Festival sangriento

Lunes 01 de Marzo de 2004
Festival sangriento
Nos hallábamos en nuestra caverna subterránea, contemplando una hermosa colección de cráneos de lechuzas circenses y saboreando unos bocadillos de amígdalas de pingüinos, cuando, de repente, nos llegó un inconfundible olor a tripa reventada y eructo de hombre lobo. Sin dudarlo un segundo nos levantamos de las recién adquiridas sillas de huesos de chupacabras, y seguimos por las calles de Buenos Aires, cual infalible perro de caza, aquel bello perfume. ¿Cómo describir la sorpresa que experimentamos cuando el rastro terminó en las puertas del complejo Tita Merello? Supusimos que nos habíamos equivocado, que nos había fallado el olfato. Adentro parecía haber mucha gente. Seguramente se llevaba a cabo un ciclo del maravilloso cine de Groenlandia, o proyectaban las comprometidas películas de algún director nacido en la Antártida. ¿El olor que nos había llevado hasta aquel sitio pertenecería a alguna rata en descomposición o algo así? Entonces fue cuando vimos los afiches. Sí, los afiches en la puerta de entrada anunciaban que allí se llevaba a cabo el BARS IV ? Buenos Aires Rojo Sangre 2003... ¡Espectacular! Claro, de ahí venía el aroma: de los apilados celuloides de terror, fantasía y ciencia-ficción que componían semejante evento ¡Adentro del Tita, entonces!

No nos arrepentimos. Este truculento festival, que ya va por su cuarta edición (la primera se llevó a cabo en diciembre de 2000 en el microcine de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires), presenta cortos, medios y largometrajes. La selección de material va desde películas con gran repercusión internacional, hasta cortos nacionales cuyo presupuesto no supera los tres pesos. A modo de pantallazo revelador vaya el siguiente resumen que incluye sólo algunas de las cintas que integraron la variedad que se pudo disfrutar en el BARS IV:


 Vidocq (Francia, 2001): Con mucho ambiente de comic, peleas a lo Matrix e intriga detectivesca, este thriller fantástico nos lleva tras los pasos de una extraña criatura que parece estar relacionada con la muerte del famoso investigador Vidocq (Gérard Dépardieu). Esta película es la opera prima de Pitof (hermano, ¡no te podés llamar así!), quien antes se dedicaba exclusivamente al arte de los efectos especiales.

La casa maldita (Italia, 2003): Escrito y dirigido por Ivan Zuccon, el film entrecruza, dentro de la misma casa, tres historias basadas en relatos de nuestro guía espiritual H. P. Lovecraft: ?La casa olvidada?, ?Los sueños en la casa de la bruja? y ?La música de Erich Zann?.

Rostros usurpados (Argentina, 2003): Un policial fantástico que mezcla asesinatos, visiones proféticas, infidelidades y gitanos. Fue hecha íntegramente en Tandil (con técnicos y actores locales). Y contiene una perlita: el regreso de Jorge Montejo... ¿Que quién es? ¿Te acordás de ?Paolo el rockero?? Aquel personaje que tuvo su momento de fama en programas como ?Domingos para la juventud? y que llegó al cine en alguna de las últimas comedias de Olmedo y Porcel. Bueno, el mismo.

¿Quién puede matar a un niño? (España, 1976): Un joven matrimonio llega a una hermosa isla para disfrutar sus vacaciones..., pero ¿por qué los días pasan y no encuentran a ningún adulto en el lugar, sólo niños? ¿No me digan que los pibitos eliminaron a todas las personas mayores de la isla? ¿No me digan que quieren hacer lo mismo con el matrimonio feliz? ¿No me digan que... ? ¡Corran, corran!

Viaje al fin de la noche (Argentina, 2002): Vampiros y remises, en un sangriento licuado. No te quejés que no hay un problema en la proyección: es así, está filmada en blanco y negro.

Piedra, papel o tijera (España, 2002): Corto con mensaje: nunca confíes en las puertas, y sobre todo en las que conducen al más allá.

El mundo de los martes (Argentina, 2001-2002): Mediometraje basado en un relato de Philip José (sí, ¡José!) Farmer, acerca de un futuro que guarda una solución para la superpoblación: cada ser humano tiene asignado un solo día a la semana para vivir. Los otros seis días ?duerme?. Así tenemos una humanidad para el lunes, otra para el martes... El relato ?El mundo de los martes? terminó llevando a Farmer a escribir las novelas Mundo de Día, en 1985, y Rebelde del Mundo de Día, en 1987.

Doctor Infierno (España, 2002): Científicos locos y enfermeras karatekas... ¿qué más se puede pedir?



Y por si este pantallazo no te basta, tenemos una entrevista exclusiva con Mad Campri, quien escribió y dirigió Run Run Bunny!, uno de los siete largometrajes argentinos que se estrenaron en el BARS IV.

Run Run Bunny! contiene chicas malas como las de Russ Meyer, mafiosos, luchadores de catch, demonios travestidos, sexo, tiros, sangre... ¡maravilloso!

Este jugoso reportaje fue obra de Matías Orta (que no es amigo de Pitof), un colaborador de lujo para Galaxia Cthulhu. ¡Gracias, Matías!



MO: ¿Cómo surgió la idea de la película?

MC: El verano pasado, una persona me propuso invertir una plata en una serie de cortos. La idea era hacer, más o menos, diez cortos. Pero al final llegamos a la conclusión de que era más interesante invertir todo en un largometraje. Con el incentivo de tener un pequeño presupuesto, enseguida me puse a trabajar en el guión. Un montón de ideas y personajes, que me venían dando vueltas en la cabeza desde hacía algún tiempo, fueron la base de lo que terminó siendo la historia de la película.



MO: ¿Cómo hicieron para filmarla?

MC: Fue duro, pero, comparándolo con otras producciones ultraindependientes, el proceso fue bastante rápido. El presupuesto era muy bajo, sin embargo partimos de la idea de que ya habíamos filmado cortometrajes con presupuestos ridículos, entonces dijimos: ?Bueno, si con cincuenta o cien pesos pudimos hacer un cortometraje de veinte minutos, con tres mil pesos tenemos que andar más que bien?. Sin embargo, no fue así. En la medida que empezó la preproducción, la plata se fue gastando, gastando, gastando, y no queríamos abandonar el nivel de exigencia que veníamos trayendo. Lo más duro fue el alquiler de la cámara, que sin embargo nos pudo haber costado mucho más. Con los efectos especiales tuvimos suerte: Juan Manuel, la persona a cargo de Buenos Aires FX, nos hizo un precio accesible. Así que bueno, terminada la preproducción había que empezar a filmar... pero el primer día de rodaje ya nos quedamos sin presupuesto. Ni siquiera teníamos plata para transporte, así que arrastramos muebles, luces, trípodes, y todo a pie o en colectivo. O por ahí llegábamos a juntar unos pesos y nos podíamos tomar un taxi (para las cosas más pesadas). Tampoco había plata para catering, así que prácticamente filmábamos sin comer todos los días. A veces lográbamos ir al supermercado a comprar unos sandwiches. No había café, ni gaseosa, ni agua. Muchas de las jornadas eran nocturnas, así que tampoco había nada abierto dónde comprar. Se filmaban entre 40 y 60 planos por día para poder terminar cuanto antes. Filmábamos en un ambiente de psicosis, pero conseguimos llegar a dónde había que llegar.



MO: En la película se ven influencias muy claras: Russ Meyer, Greg Araki (por los colores) y uno de los personajes parece salido de un film de David Lynch...

MC: ¿Te referís a Mephis? También se parece a un personaje salido de una obra de Broadway. Son 31 años de ver películas. Si bien no toda la vida vi un cine ?sofisticado? como el que puedo ver hoy, siempre vi un cine mucho más básico, ?de barrio?: los spaghetti westerns, cine de terror... Pero sí, son muchos años de ver películas y de querer juntar todo eso en una sola historia. Inevitablemente te planteás hacer una película en la onda de Fulano, en la onda de Mengano, pero después se empieza a sumar todo. Y así salieron un montón de plagio-homenajes a Russ Meyer, a Hershell Gordon Lewis, también a Brian de Palma... Me gusta David Lynch, pero en ningún momento me planteé filmar escenas a lo David Lynch, aunque probablemente algo se haya colado.



MO: ¿Por qué se decidió que los actores hablaran en inglés?

MC: Yo ya había hecho dos cortos hablados en inglés. Todo empezó como un experimento, cuando estaba haciendo un corto que no iba a tener sincro de voces. Aquello lo filmé todo sin sonido, y a la hora de agregarle las voces me pareció interesante que fueran en inglés. Cuando encaré el guión de Run Run Bunny!, me di cuenta de que en castellano nunca iba a poder crear el clima que pretendía. A su vez, no quería que la película fuese o pareciese un intento de imitar un film clase B norteamericano. Por lo tanto, tratamos de que los personajes parecieran multiétnicos, para dar la sensación de ningún lugar o de cualquier lugar en el mundo. Así que tenemos personajes mexicanos, latinos... no había ninguno oriental, pero me hubiese gustado tenerlo. Algunos de los personajes hablan mejor inglés, otros hablan peor. Algunos combinan el inglés con el castellano o con alguna palabrita del francés. De hecho hay un bloque hablado en castellano. La idea era generar esa extrañeza.



MO: ¿Cómo hiciste el casting? ¿Tenés actores fetiche?

MC: Cuando escribí el guión de Run Run Bunny! lo hice pensando en el grupo de actores con el que vengo trabajando. Y esto, a veces, puede traer ciertas complicaciones. Por ejemplo, a Guillermo Lombardi, el actor que hace de Fritz, no le gustaba la idea de ser poseído sexualmente por un diablo travestido. Pero tuve que insistirle porque el papel había sido escrito para él. Igualmente me faltaban muchos actores para completar todos los personajes, y se tuvo que recurrir a un casting. Y en el casting soy medio kamikaze, porque no hago casting propiamente dicho, sino que entrevisto a los actores en un bar. Primero me fijo si el entrevistado tiene el fisique du rol para el personaje. Segundo, trato de percibir si podré trabajar bien con él. Me resulta más interesante hacerlos leer una línea de texto antes que se me pongan a contar acerca de su vida y de la actuación. Es un método que me resulta.



MO: Quedé muy impresionado con la calidad que lograron con la imagen digital. No parece hecha en video. ¿Cómo lo lograron?

MC: Venimos trabajando mucho en video. El video es nuestro soporte. Somos de la generación del video. Creo que el video digital viene a reemplazar hoy en día a lo que fue el 16 mm en otras generaciones de cineastas. Hoy filmar en 16 no le conviene a nadie. Nosotros por accesibilidad filmamos en Mini DV, y después fuimos mezclando otras texturas: también hay imágenes de VHS, imágenes captadas por una camarita digital de las de foto. Si hay algo que no quería era que la película tuviera esa imagen plana que da el video. Entonces sabíamos que teníamos que reventar con los colores. Buscamos una imagen lo más tridimensional posible. Usamos un filtro con el que fuimos retocando colores, el contraste, para lograr una imagen más voluminosa. El video es un muy buen soporte. Permite filmar mucho, de manera económica, permite manejar los colores y también permite ver lo que estás filmando. Yo creo que está mal explotado. Es cuestión de buscarle la vuelta y saber sacarle el jugo.



MO: ¿Cómo sigue el camino de la película? ¿Pensás mandarla a más festivales?

MC: Es lo que hay que hacer. Hay que recorrer el camino de los festivales. Mar del Plata, el Festival de Cine Independiente de Buenos Aires, ahora estamos mandando una copia a un festival de Estados Unidos... Y en la medida que podamos iremos mandando copias a todos los festivales hasta ver cómo podemos ubicar la película. Lo ideal sería llegar a las salas cinematográficas. Me parece que es una película que pide salir en pantalla grande, a pesar de todas las desprolijidades técnicas y todo lo trash que pueda ser. Pero nunca se sabe el destino final, si una cajita de video, Internet... Pero todavía es temprano, ya que recién se exhibió en público una sola vez, y nos venimos manejando con la repercusión de esa única exhibición. Y fue bastante buena.



MO: ¿Cuál es tu visión del panorama de cine fantástico y bizarro local? ¿Creés que hay una especie de surgimiento?

MC: Es evidente que hay una nueva generación de cineastas fanáticos del fantástico, pero también hay mucho esnobismo en esto. Lo bizarro es una especie de moda cool en la que mucha gente se quiere anotar. También ayuda mucho a otra gente a autojustificarse. Es como tocar punk. O sea, un montón de bandas tocaron buen punk y un montón de bandas se autojustificaban tocando punk para poder hacerlo mal y que nadie les dijera nada. ?Total es punk?. Y acá pasa lo mismo. En lo bizarro se autojustifican un montón de cosas que no pasan por las desprolijidades técnicas ni por cuestiones presupuestarias. Pero de todos modos me parece mejor que haya a que no haya. Es más interesante, bueno o malo. Yo tampoco tengo la autoridad para juzgar el trabajo de los demás. Me parece bárbaro que la gente que quiera hacer cine pueda ver que se pueden hacer cosas buenas con muy poquitos medios. Creo que eso es casi una revolución cultural.



MO: ¿Cuáles son tus próximos proyectos?

MC: No pretendo parar de filmar. Aunque tengo pendiente producir para otros directores. El tema es disponer de tiempo para hacer todo. Y la financiación, por supuesto. En lo personal, el proyecto más cercano sería casi una secuela de Run Run Bunny!, pero llevaría otro nombre, como una secuela no reconocida. También me gustaría realizar un spaghetti western futurista... Hay varias ideas interesantes, siempre en la misma línea, al menos por ahora. Hasta que me aburra voy a seguir haciendo esto.



 
Publicado por Guillermo Barrantes a las 22:18